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Adoración afrolatina

Autor: Josué Perea

“La práctica de usar tambores y panderetas (panderetas) con un ritmo rápido es muy común en las prácticas religiosas tanto pentecostales como africanas”. – Rev. Luis Barrios

He estado predicando por un tiempo, casi treinta años para ser honesto. No es porque sea tan sabio, no, fue porque comencé a predicar a una edad temprana a instancias de mi padre. En realidad, nunca prediqué en Bogotá, Colombia, donde nací, pero recuerdo cuando prediqué por primera vez aquí en los EE. UU. Tenía once años cuando compartí una homilía seguramente muy breve con miembros de una Iglesia Pentecostal en el Bronx. No recuerdo mucho al respecto, recuerdo usar un traje, recuerdo estar nervioso, recuerdo que algunos niños se burlaban de mí antes y durante mi predicación. Pero lo que siempre me llama la atención, lo que más recuerdo, bueno aparte de los otros niños riéndose de mí, fue la música en esa iglesia. La forma en que el baterista hizo que la congregación cobrara vida, la forma en que el pianista tocaba, la forma en que la música realmente agregó un aspecto que mi sermón no podía brindar, me pareció impecable.

Mientras seguía aprendiendo y predicando en la Iglesia Pentecostal, los músicos y cantantes me seguían impresionando. Las formas en que sus canciones invocaban a Dios y hacían que la congregación se moviera, las maneras en que la gente necesitaba una salida, simplemente me impulsaron a pensar en la música en la iglesia no solo como un acto secundario, sino que en nuestras iglesias pentecostales era la principal responsabilidad del servicio.

A medida que comencé a aprender más sobre teología, música y afrolatinidad, comencé a darme cuenta de que lo que hace que nuestra música pentecostal sea única y tan encarnada son sus raíces negras, sus raíces africanas. Sin embargo, al compartir esta información con compañeros ministros, amigos y pastores, la respuesta siempre fue “no, eso es mundano, lo nuestro es de Dios”. Pero no estaba hablando de las letras, solo estaba hablando de los ritmos que tenían sus raíces en la musicalidad africana y afrocaribeña. Tristemente, lo que me reveló esto fue que debido a la Anti-negritud que ha sido parte de nuestras congregaciones, nuestra cultura y nuestra tradición, no queremos reconocer que los coritos que cantamos tienen raíces en la música afrodescendiente, en cultura negra.

La música que proviene de América Latina o es hecha por latinos/as está tan influenciada por los ritmos africanos que negar esto debería considerarse ilógico. Desde el merengue hasta la cumbia y el tango, toda nuestra música, e incluso los nombres de los géneros, tienen base africana. La música que coloquialmente conocemos como Salsa se compone de muchos ritmos que sabemos provienen de raíces africanas y afrocubanas. La mayor parte de nuestra música tiene tanta africanidad que su sonido no puede estar más influenciado por la diáspora africana.

Estos mismos ritmos estaban presentes en los conjuntos de adoración que escuchaba en todos los servicios y campañas en mi iglesia en Brooklyn y en muchas iglesias que visitaba. Ya sea que la iglesia fuera predominantemente puertorriqueña, dominicana, colombiana o centroamericana, muchos de los ritmos de los coritos tenían muchas influencias que he aprendido que se derivan del continente africano. Y no solo nuestra música, sino toda nuestra experiencia de adoración, la encarnación de la música es lo que crea espacio para que el Espíritu Santo se apodere de nuestras mentes, cuerpos e incluso lenguas, es algo que se parece a otras espiritualidades africanas. Esto no es algo que debamos evitar, sino algo que debemos ver que nos conecta con una larga tradición de la forma en que Dios opera en las personas de ascendencia africana. Es parte de como Pentecostés hace uso de idioma y cultura.

Como dice el reverendo Samuel Cruz en Africanismos enmascarados: Pentecostalismo puertorriqueño: “Pedir la presencia de Dios a través de la danza, combinado con los sonidos de los instrumentos, particularmente los tambores, se convirtió en un aspecto esencial de la adoración pentecostal. Algunos han observado que cuando faltan los tambores, se sustituyen por gritos, zapateos, panderetas, órganos… atributo también muy africano”.

El tema es que no nos gusta resaltar que nuestros ritmos tienen raíces africanas por estereotipos. La cultura negra en las Américas ha sido vilipendiada como demoníaca o del diablo. Hoy nuestra música ha perdido algo de su singularidad, hemos cambiado nuestra hermosa música original por música genérica que no proviene de nuestros orígenes y simplemente continúa este proceso de borrar lo negro. Ya no escuchamos coritos con mensajes teológicos poderosos como mi corito puertorriqueño favorito:

       Alabar a Dios cuando las cosas te salen bien, ¡qué bueno es!
       Alabar a Dios cuando en la vida no hay problemas, ¡qué cosa buena!
       Pero yo le alabo desde mi quebranto
       Y Jesucristo se glorifica dentro de mi”

Necesitamos comenzar a reclamar y reconocer que nuestra adoración, la adoración latina, la adoración pentecostal y muchos estilos de adoración utilizados por todas nuestras iglesias latinas tienen raíces en la cultura negra. Contribuirá en gran medida a detener la lucha contra la negritud en nuestras iglesias y nuestra cultura y nos hará apreciar mucho más nuestra herencia. Hará que nuestra adoración sea más dinámica, más vívida y, al final del día, más encarnacional.

El Apóstol Pablo les recuerda a los cristianos en Éfeso “…sed llenos del Espíritu, meditando salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando a Dios en vuestros corazones”. (Efesios 5:18,19 TFET) La forma en que nuestros hermanos latinos, afrolatinos/as en Cristo hacen música en sus corazones, la forma en que hemos hecho música en nuestros corazones durante muchos años ha tenido sus raíces en la negritud, y no debemos cuestionar eso, debemos abrazarlo y celebrarlo pues ha estado infundido por el Espíritu de Dios.

 

2 comentarios en “Adoración afrolatina”

  1. Personalmente no creo que los ritmos sean un problema para Dios, El nos hizo tan creativos y alegres como cada quien quiere y le da a cada uno su gusto.
    En mi caso personal mamá veía casi satánica mucha de la música que oía porque el ánimo siempre es el de criticar sin escuchar. Con el tiempo ha ido cambiando pero si cuesta mucho en las mentes cerradas por la religión y religiosidad que impera dentro del pueblo de Elohim. Espero que pronto tengamos la mente de Yeshúa en verdad y podamos buscar motivos de unidad y no de dividir al cuerpo del Mesias. Shalom 😊

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