Domingo de Palmas

Autor: Agustín Quiles

La historia de la entrada triunfal de Jesús siempre la he escuchado junto a la invitación a que dejemos entrar a Jesús a nuestros corazones hoy o, como una historia que confirma que Jesús es el Mesías ya que cumple con profecías hechas por los profetas o sermones sobre la humildad de Jesús que nos sirve de ejemplo a nosotros.  Sin embargo, este año el Espíritu me presenta esta historia de otra manera. Mi llamado es el de invocar a las iglesias y sus líderes a tomar un rol profético ante el capitolio de la Florida en pro de los que son los más pequeños, de los que Jesús en sus parábolas nos llama a no olvidar; estos son los inmigrantes o a los encarcelados u otros que sufren injusticias. 

Cuando Jesús entra a Jerusalén yo veo a Jesús anunciando su reino. Su reino es un reino de sostenibilidad, de vida plena, de justicia y equidad para que todos tengan lo necesario para vivir vidas dignas.  Frente a las injusticias del gobernador de Florida quién ha limitado los ministerios de la iglesias con centros de niños inmigrantes, revocando sus licencias del estado para proveerles servicios profesionales, y actualmente con su nuevo proyecto de ley busca también criminalizar a la comunidad indocumentada y a todos que le servimos el cual haría un delito grave con multas de 5,000 y sentencias de cárcel hasta 15 años, frente a su insistencia en implementar la pena de muerte sin misericordia a personas que han sido victimas de abuso o que no son capaces mentalmente de entender sus actos, frente a la forma en que le quitan las partidas económicas necesarias para brindar educación de calidad en vecindarios pobres, Jesús desea entrar anunciando los valores del reino y denunciando, como hizo con los cambiadores de moneda, a las injusticias de estos.  

La iglesia evangélica de Florida está haciendo eso mismo, marchando, invocando  la presencia de Dios, protestando, teniendo conversaciones con los legisladores de ambos partidos sobre estos asuntos. Estamos levantando nuestra voz profética para hacer lugar para las justicias del reino- esto es simbólico de ponerle las palmas a Jesús para que pase, para que su reino entre en medio de nosotros y sea hecha su voluntad en la tierra como en el cielo.  

Vemos este momento como el momento de declarar que Jesús es señor de señores sobre todos los poderes de la muerte y de la destrucción. Hoy Jesús nos invita a su gran desfile que anuncia su reino entre nosotros (Lucas 17). Únete a algún grupo o ve creándolo para anunciar su reino y así denunciar los poderes y potestades de la muerte. Únete al desfile de Jesús. ¡Hosana, bendito el que viene en el nombre de Jesús!