Por Dr. Justo Gonzalez
Dicen que hoy se acabó la Navidad. Mañana se apagarán las luces, cambiará la música, echaremos a la basura las cajas y los envoltorios de los regalos, y desaparecerán los arbolitos. Mañana los comerciantes enfocarán la atención en el Año Nuevo y en el Día de los Enamorados que viene después. Dicen por tanto que se acabó la Navidad. ¡Pero dicen mal! Se acabaría la ($)navidad($); ¡Pero no la NAVIDAD!
Digo esto por dos razones. La primera, y la de menor importancia, es que se acabará la Navidad en el calendario comercial, pero no en el calendario cristiano. Hasta este día de Navidad, hemos estado esperando el advenimiento de nuestro Señor (por lo que decíamos que estábamos en Adviento). Hoy empezamos a celebrar su venida, y esa celebración continuará en nuestro calendario hasta su culminación el 6 de enero, con la llegada de los magos de oriente y por tanto con la revelación (o Epifanía) de nuestro Señor a todas las naciones.
Pero la razón más importante por la que afirmamos que la Navidad no termina hoy es otra. La Navidad no termina hoy porque no puede terminar; porque la Navidad es nada menos que la presencia de Dios entre nosotros y como uno de nosotros los humanos. Quiso terminarla Herodes con la matanza de los inocentes. Quisieron matarla los religiosos y los políticos mediante la cruz. Pero, ¡AL TERCER DÍA…!
El Niño del pesebre, Dios hecho uno de nosotros, sique siendo uno de nosotros. Como uno de nosotros vivió en esta Tierra. Como uno de nosotros sufrió y murió. Pero para todos nosotros venció a la muerte; y en representación de todos nosotros se sienta a la diestra de Dios.
Por eso la Navidad no termina, y seguiremos celebrándola. Callará la sonora música navideña que hasta ayer escuchábamos en las calles y en las tiendas. Pero no callará el canto a que nos unimos hoy y que por siempre seguiremos cantando: “Gloria a Dios en las alturas; y en la Tierra paz y buena voluntad”.