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Entrégame a tu hijo; un testimonio de esperanza

Exodo 2:1-10

Por: Vivi Flores, Líder Laico

Antes de ser mamá atravesé un desalentador periodo de infertilidad que parecía interminable. Finalmente por la gracia de Dios, pude concebir mi primer bebé luego de 2 cirugías en el útero. A la edad de 7 años, mi hijo tuvo una enfermedad del sistema inmune la cual inflamaba sus articulaciones y riñones, haciendo que sangrara por la orina. Los viajes al baño le daban terror. El proceso, entre el hospital y el laboratorio para pruebas de sangre semanales y de orina, duró 1 año y 6 meses antes de que los médicos pudieran declararlo libre de peligro. Como familia, enfrentamos el reto de confiar en Dios a pesar de no saber hasta cuándo duraría su sufrimiento físico.

Una noche orando al pie de su cama sentí la voz del Espíritu Santo decirme, “entrégame a tu hijo”. Por un momento pensé que se trataba de una broma, pero a medida que luchaba con el pensamiento, el Señor me embargó el corazón con su paz y sentido de propósito cuando finalmente cedí a su difícil petición.

Esto me recuerda a Jocabed, la madre de Moisés. Ella, en fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, lo entregó a su destino cuando Moisés solo tenía 3 meses de edad, dejándolo aparentemente a la deriva en el río Nilo. Sobreponiéndose al dolor por tener que renunciar a su precioso bebé, casi desprendiéndoselo del seno, y ante quizás los gritos desgarradores de otras madres de la región cuyos bebés eran arrancados de sus brazos debido a la despiadada orden del faraón de ejecutar a todos los bebés varones hebreos (Éxodo 1:22). Pero a Jocabed no se lo quitaron, ella lo rindió. Ciertamente una decisión no sin sufrimiento, pero valiente.

Moisés al ser encontrado en el río por la hija del Faraón tuvo la oportunidad de crecer dentro del palacio y conocer de cerca los tejes y manejes de Egipto. Más adelante, Dios le daría la oportunidad de conocerle cara a cara, de volver a su propia gente y de convertirse en su libertador. Todo esto porque una madre, aún en dolor, buscó proteger a su hijo confiando en un Dios que es mayor que todo lo que nuestros ojos físicos y espirituales pueden ver. 

Hebreos 11:23 describe la fe de los padres de Moisés: “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron al decreto del rey.”

Su casi heróica decisión le devolvió al pequeño para continuar siendo amamantado por ¡ella misma!, fungiendo como su nodriza y recibiendo un salario. «Toma a este niño y dale el pecho por mí—le dijo la princesa a la madre del niño—. Te pagaré por tu ayuda». Así que la mujer se fue con el bebé a su casa y lo amamantó.» Éxodo 2:9 (NTV). Dios sí que es un Dios de detalles y ¡honra a los que le honran!

Amada, así como a Jocabed, Dios nos está pidiendo a todas las madres que aprendamos a entregarle, en fe, a nuestros hijos a diario. Ellos son Su herencia y realmente no somos sus dueñas. Si las cosas no están saliendo como esperabas en la vida de tus hijos, sea por enfermedad, rebeldía, necedad, frialdad espiritual, etc. en una oración, quizás entre lágrimas pero sincera, ríndelos a la soberanía y protección del Señor. Al confiarlos en Sus manos, contribuirás a que el GRAN propósito de Dios se cumpla en sus vidas. Moisés se convirtió en un gran líder con la misión de sacar al pueblo de Dios de la esclavitud. Así también, Dios te permitirá ver el fruto de tu confianza en Él en sus vidas porque Él sigue siendo fiel.

Vivi Flores

Nació en Lima, Perú. Ella y su esposo, Jose, actualmente ministran a la comunidad hispana a través de la Iglesia ACyM Vida Nueva en Suwanee, Georgia, que plantaron en 2010. Vivi se desempeña como directora de adoración de la iglesia y actualmente sirve en el Distrito Hispano del Este como directora de mujeres. También es colaboradora de la Revista Mujer Magazine para la cual escribe para la sección “Mujer Virtuosa”. Vivi y Jose tienen dos hijos, Marcelo, de 16 años, y Angelo, de 13 años.